sábado, 2 de abril de 2011

RISK

Desde la calzada principal avanzo como casi todos los días. Al doblar la esquina de la Iglesia, me encuentro con un grupo de foráneos. Por su vestimenta deduzco que son de alguna región cercana, ya sea por la similitud de colores o por la forma. Uno de ellos, de avanzada edad, camina por delante y les hace gestos al resto. Supongo que esta persona es conocedora de esta tierra y, por ello, hace de guía al resto. Les observo. No portan armas, pero si objetos en las manos y en la cabeza que nunca había visto. Hablan entre ellos. Incluso alguno se presta a gritar, pero no de dolor, sólo como una forma de llamar la atención. Utilizan un lenguaje no tan extraño para mí. Me recuerda a los libros de latín de la escuela. El grupo avanza y se pierde al final de la calle. Yo sigo mi camino. Quizá mañana me cruce con otros.

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