Quiero empezar con algo fuerte.
Esta mañana, rebuscando cosas, libros, etc... en casa de mi abuela, me encuentro con "La doctrina de Jesucristo" (libro de 4º de bachiller de mi madre). Para alguien como yo, atea y poco simpatizante con la Iglesia, no sabia lo que me esperaba abriendo este libro.
Leyendo y leyendo me encuentro con este fragmento que no tiene perdida (agárrense aquellos que aún mantienen un espíritu cristiano). Y dice así:
"Confesión en peligro de muerte.
Sólo tenemos un alma, y sólo se muere una vez. En peligro de muerte debemos emplear todos los medios de salvación posibles:
- Peligro de muerte, en este caso, es aquella situación (enfermedad, herida, amenaza inminente) que puede causar la muerte, aunque sea más probable que no la cause: una herida grave, aunque no sea gravisima; o una pulmonía; o un fusilamiento.
La Iglesia obliga a confesarse en tales situaciones.
El creyente no necesitaría de tal mandato si fuese consecuente con su fe.
Pero nuestra indolencia nos inclina a aplazar la confesión, con peligro de no llegar a tiempo para hacerla, si se deja para mas tarde.
La Iglesia prevé este peligro, y sale a su paso con este Mandamiento. Es como la barandilla que protege a la voluntad del vértigo que le produce la indolencia espiritual."
No se si podré dormir esta noche....
sábado, 20 de septiembre de 2008
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